La Furia (futbolística), que había sido primero monárquica y luego republicana fue mutando al nacionalcatolicismo futbolero, y los extranjeros que llegaban a España (ya estaba Kubala, acababa de llegar Di Stéfano) fueron modelando un fútbol aún tosco que caminaba hacia la modernidad. En cualquier caso, la relación entre policías y manteros rara vez es violenta: «Casi siempre nos dan tiempo a que nos vayamos. Van detrás nuestra, pero sin meter mucha presión. Ellos nos vigilan y nosotros los vigilamos a ellos», asegura Baye.